martes, 17 de noviembre de 2009

Recuerdos de aquella canción

Me pongo los tapones. Trato de no escucharte, ni siquiera dentro de mí. Aguanto las respiración y cierro los ojos. No te veo, no te siento. Apago el móvil por si apareces con esa luz roja que tantos días añoré. Ni siquiera te escucho. Me siento en un estado parecido al trance entre el sueño y la consciencia. Piensas, pero no oyes, no ves, y si no te das cuenta, casi ni respiras. Dulce batalla entre sueño y serenidad.
Llevo tres días mirando cómo las gotas corren por la ventana. Retumban en los tejados y componen una bonita melodía. Inquieto, ansioso, deseoso, arrugo y re-arrugo cincuenta folios en busca de la canción definitiva. No sé si será el imprescindible inglés, el romántico francés, el deseado catalán o el recurrido castellano, el que ponga las palabras de las gotas al caer. Vuelve a sonar Tonight.
No llueve, no lo oigo, no lo veo. Lo siento, y esta vez será en inglés.

martes, 3 de noviembre de 2009

Past perfect

Inmersos en un juego de niños, entre chupachuses de dos sabores, peleas por ganar más tazos que cualquiera de tus amigos, agujeros en el suelo que servían del más preciado refugio para las mil canicas de colores que se caían de los bolsos como dicta Amelie, instantes detenidos ante la fija mirada de quien te vigilaba tras decir esconderite inglés, relojes analógicos que jugaban partidos enteros para marcar un gol y no hacer ningún penalty, aviones de papel que desafiaban todas las leyes de la física para volar y volar haciendo los mejores lupings del recreo, balones que te buscaban desafiantes para pasar a ser guardian y disparar... fuera el que fuese el juego, siempre había una palabra mágica que paraba cualquiera de los juegos como si de una ley no escrita se tratara.
"Uve" detenía el tiempo. Su voz se alzaba por encima de las demás y oyese quien la oyese no podia resistirse. Aquel que alzaba sus dedos en señal de victoria y lo exclamaba sentía el poder del respeto. Nos sentíamos orgullosos de sus letras y todos las acatábamos.
¡Qué felices éramos cuándo estaba Uve!