domingo, 20 de diciembre de 2009

Perte II

Nico, una vez vio que la llamada perdida era de la chica con la que últimamente se veía, no podía parar de pensar en aquello que aquel día le hizo sentirse tan culpable.
Había pasado poco tiempo desde que ella se había marchado triste, y a pesar de todos los intentos telefónicos por haberlo solucionado pocos minutos después, no había servido para nada.
No le gustaba ver esa sonrisa apagada y por mucho que lo intentara aquella noche no había forma. No era una noche especial, no celebraban nada, estaban todos juntos y todo marchaba aparentemente bien hasta que ella se fue. Como la luz que rodea al árbol de navidad y se funde, como el agua caliente que en invierno no quiere fluir, como el frío gélido que se mete hasta los huesos a pesar de vestir tres calcetines y tres chaquetas en esos inviernos helados. Como la noche en que marchó.
Nico quería contárselo a su abuelo, quería expresarse de la forma más sincera, pero siempre parecía que sus problemas, los de su abuelo, eran cien veces más importantes. Como si no quisiera escuchar a su nieto por miedo a lo que pudiera contar.
Volvió a encender su cigarro de tabaco de liar.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Parte I

Le cuenta el abuelo sentado en la ventana la de horas que se pasaban cuando él era joven sentado en aquellas mesas formadas por caballetes y un tablón doblado por el paso del tiempo tratando de escribir esas cartas de amor y desengaño a las niñas más bonitas de su pueblo.
El nieto, sin embargo, le escucha atentamente en su silla roja con ruedas, respaldo mullido y ajustable. Cuando el abuelo Víctor dejaba de hablar para volver a encenderse el cigarrillo de tabaco de liar que le mantenía en continua guerra cada vez que se apagaba, Nico, su nieto, miraba el móvil disimuladamente para comprobar que la llamada perdida que había sentido mientras su abuelo hablaba era de la chica con la que actualmente se veía.

martes, 1 de diciembre de 2009

Anarquía

Los famosos son una excepción. Para ella era un famoso porque tenía más de ochocientos admiradores en el facebook. Como dijo hace un tiempo un buen artista, si se corta la luz, esos ochocientos admiradores desaparecen y pasaría a ser tan famoso como yo. Anónimo, pero resultón.
Cuando tienes reglas, las excepciones emanan como fuentes. No las buscas, no las deseas (todas), pero vienen. Se presentan y te cantan aquella canción que te hizo enamorarte de aquella camarera de ese bar de mala muerte. ¿Quién no se ha enamorado al pie de una barra de un bar?
Te pones el Ipod para pasar del Rock a algo más poperillo y vienen recuerdos de aquella canción que te hizo llorar en aquel bar de deseada muerte artística, y posterior muerte física.
Abres la puerta de casa despues de pelearte con el frío para sacar las llaves de ese nuevo pantalón que te daña al querer llegar, y es inevitable pensar en los bares en que nacieron cinco de nuestras canciones. Quedó algo de nosotros en esos lugares.
Para ella era la excepción que confirma la regla.