domingo, 24 de enero de 2010

Clave de Fa

Él apenas la tocaba y ella apenas se dejaba tocar. La dulzura con la que acariciaba sus partes más delicadas contrastaban con la aspereza de sus respuestas metálicas. Sus continuos dolores de cabeza harían sospechar a cualquiera de su capacidad de satisfacerla.
Armónico juego de seducción en el que ella siempre tenía la razón. Réplicas mudas para intentos sonoros. Contestaciones arrítmicas para súplicas íntimas.

Y es por esto que toda guitarra deba tener un nombre de mujer. La mía la acabo de bautizar. Poc a poc.
Para bailar la Baaamba!

lunes, 11 de enero de 2010

Doquier

Enamorarse de ella no tienen ningún mérito,
no hacerlo debería ser un delito.

Caprichoso, en la soledad de las noches en vela, se incorporó para escribir entre el sueño reprimido y el deseo fervoroso lo que serían sus primeras frases del año en aquella libreta de color azul pintada de negro hasta que llegaste tú.
No era la primera vez que escribía por ella ni sería la última. Una cuenta atrás pendiente se acercaba a su fin y ansiaba el día en que todo lo que escribiese tuviera aquel olor a victoria. Los olores se arremolinaban mezclados con vaivenes de colores que teñían los sentimientos de formas muy dispares. Unos días sí y otros no. El placer de lo lejano, confusiones en lo cotidiano, sentimientos que van de la mano y juegan a quererse gracias a los amigos que nunca te dejan de lado. Secretos, mentiras, deseos, malos pensamientos, pensamientos, malos pensamientos, pensamientos, buenos pensamientos.
Me preocupa, me preocupo, se despreocupa. El ciclo de la confianza en el lado sombrío de la montaña.
¿Qué canción me salvará mañana?