Él apenas la tocaba y ella apenas se dejaba tocar. La dulzura con la que acariciaba sus partes más delicadas contrastaban con la aspereza de sus respuestas metálicas. Sus continuos dolores de cabeza harían sospechar a cualquiera de su capacidad de satisfacerla.
Armónico juego de seducción en el que ella siempre tenía la razón. Réplicas mudas para intentos sonoros. Contestaciones arrítmicas para súplicas íntimas.
Y es por esto que toda guitarra deba tener un nombre de mujer. La mía la acabo de bautizar. Poc a poc.
Para bailar la Baaamba!
Armónico juego de seducción en el que ella siempre tenía la razón. Réplicas mudas para intentos sonoros. Contestaciones arrítmicas para súplicas íntimas.
Y es por esto que toda guitarra deba tener un nombre de mujer. La mía la acabo de bautizar. Poc a poc.
Para bailar la Baaamba!