Me siento culpable de no decirte lo guapa que estás cada vez que te arreglas un poco más de lo normal. Si lo hiciese tendría que decírtelo cada vez que te duermes, cada vez que te ríes, cada vez que te corres, cada vez que me miras, cada vez que te miro sin que te des cuenta, cada vez que te lavas los dientes, cada vez que te despiertas con y sin resaca, cada foto, cada día.
Esperemos ser capaces de contar con la mayor originalidad todo lo que nos preocupa, tanto a ti como a mí, estemos donde estemos.
martes, 21 de febrero de 2017
sábado, 11 de febrero de 2017
ACTO III
Disfruto cada vez que esperando el metro llegan ambos trenes al mismo tiempo. De los desayunos en la terraza de este invierno madrileño. De los restaurantes nuevos. De las luces que alumbran lo necesario para no perderme detalle. De los cigarros que se vuelven coloquios al otro lado de la pantalla. De las fotos invisibles que parecen mentira porque te mueves. Del insomnio voluntario.
Me sacan una sonrisa los extraños que dicen buenos días. La facilidad con la que siempre pagas una ronda. Los planes que parecen locuras aunque se queden en planes. Los sustos seguidos de golpes oníricos. Las manos que bailan a escondidas a la altura de tus piernas, mi bufanda. Las pistas que dan pistas en si mismas. Los insultos que vienen cargados de cariño. Las colonias de desconocidos que me transportan a los sitios donde ya he estado.
Me emocionan los amigos que se reafirman en los peores momentos. Las canciones en directo que unen un pasado y un futuro. Las familias que nunca dejan de serlo por mucho que las partan. Los abrazos nocturnos que me despiertan del más profundo sueño. La gente en la calle protestando y consiguiendo sus derechos. Las miradas contra miopes que se convierten en jadeos intercalados con besos después de un aplauso coordinado.
viernes, 10 de febrero de 2017
ACTO II
Esta historia continua como cualquier otra. Un año después.
Las escenas cinematográficas dan paso a la fotografía nostálgica. Diafragmas que se abren al ritmo de tus (con)cesiones. Flashes que insisten en salir aunque los eclipses. Disparos que regalan recuerdos y roban regalos. Apuestas que crean tendencia.
Una foto velada sirvió para saber que había más carrete. Un carrete que nunca trae tantas hojas como promete. Conciertos que se convierten en cuellos de botella. Habitaciones laboratorio donde revelo los ángulos más agudos de tus fotos en el espejo del baño. Una casa con hilo musical que se adentra en mis entrañas de forma circular.
martes, 7 de febrero de 2017
ACTO I
Esta historia empieza como cualquier otra. Con música.
Suena esa canción que me catapulta a un estado de ánimo eufórico, espontáneo. Añade que ese sentimiento es recíproco y vamos directamente a una fase eufórica, espontánea.
-Me gusta creer que una fase no es más que un conjunto de estados de ánimo-.
Las cervezas son sólo el atrezzo de una película con actores improvisando en un pasillo interminable. Las mañanas son el paisaje sobre el que se proyectan los títulos de crédito de la noche anterior. El guión es un documento vivo de papeles prohibidos y ortografía exquisita.
Un par de ensayos valieron para confirmar la buena sintonía del elenco. Los roles estaban escritos. Un único cambio de luz entre tomas: de noche las sonrisas disparaban suspiros, ametrallaban con sofocos y gaseaban con sueños profundos. De día era un cuerpo a cuerpo donde no había ganador. (!!)
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