Hablemos de drogas. Creo que la primera vez que oí esta palabra tendría poco más de siete u ocho años. Caminaba con mi madre y mi hermano e íbamos a hacer cualquier recado propio de una madre y sus dos niños. Mi madre cambió bruscamente de acera (con nosotros detrás, claro) porque por la que íbamos tranquilamente paseando había un 'drogadicto'. La curiosidad de los niños de esta edad pica, asi que rápidamente preguntamos qué era aquello. De la respuesta no me acuerdo, pero al ver la cara de mi madre antes de cambiar de calle, no debía ser nada bueno.
Pasado un tiempo, ya en el colegio o el instituto, cada poco tiempo venía gente a darnos de esas charlas que paraban el desarrollo normal de las clases para hablarnos de las drogas: sustancias muy malas que crean adicción y te comen por dentro.
Crecemos, y como tal, nos drogamos. Unos la respiran cada día, otros se la beben cada semana, otros se la fuman, otros ni las nombran.
Yo sin embargo, como dice mi madre, soy más listo que todo eso, o al menos, eso cree: ampliamos el concepto de sustancias muy malas que crean adicción y te comen por dentro, a aquellas sonrisas que me dan el subidón, y cuando dejan de oírse y necesito drogarme, me vuelvo loco por unos dientes con brackets.
Pasado un tiempo, ya en el colegio o el instituto, cada poco tiempo venía gente a darnos de esas charlas que paraban el desarrollo normal de las clases para hablarnos de las drogas: sustancias muy malas que crean adicción y te comen por dentro.
Crecemos, y como tal, nos drogamos. Unos la respiran cada día, otros se la beben cada semana, otros se la fuman, otros ni las nombran.
Yo sin embargo, como dice mi madre, soy más listo que todo eso, o al menos, eso cree: ampliamos el concepto de sustancias muy malas que crean adicción y te comen por dentro, a aquellas sonrisas que me dan el subidón, y cuando dejan de oírse y necesito drogarme, me vuelvo loco por unos dientes con brackets.
1 comentario:
ja tremendo.
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