jueves, 20 de abril de 2017

No me llames así

Tardé varios años en entender el sentido de lo que hacía cada vez que me plantaba delante de mi ordenador y trataba de sacar de dentro lo que me pasaba. Solía decirme que es muy difícil mentir a una hoja en blanco, yo que de pequeño encontraba en la mentira una vía de escape antagónica a la educación que he recibido. 
Hace poco leí en boca de Bukowski que escribir sobre las cosas me ha permitido soportarlas. Añadiría que es también la mejor forma de recordarlas. Todavía hoy hay días que juego a recordarme a través de lo que escribía y es como ver el álbum de fotos que te enseña tu madre y tienes que esforzarte por reconocerte. ¡Pero cómo podía llevar ese pelo! ¡Pero cómo me dio tan fuerte con tu prima!
El estilo en que lo escribía cambiaba entre primera y tercera persona en función de la cosa que tuviera que soportar. He leído Mujeres y si pudiese, le preguntaría a Bukowski si cosas es un eufemismo de mujeres. Pero lo haría a media mañana sin que hubiese bebido más de dos o tres cervezas porque de lo contrario me contestaría que no es un eufemismo, sino un sinónimo. Me pregunto cómo saldría de escaldado hoy en día, que hace mas de un año la palabra de moda era patriarcado, meses después heteropatriarcado, y ayer leí cisheteropatriarcado. 
Había veces que intentaba la escritura automática, que no es otra cosa que pretender que aflore el subconsciente, palabras de wikipedia, no mías. Será una definición apropiada que te da una idea general, pero las veces que lo conseguía de subconsciente tenía poco. Todo lo que salía lo había masticado, regurgitado y digerido al menos tres veces al día, que es el número de comidas que recomiendan los señores y señoras que saben de organización mundial de salud. 
Hoy lo escribo en primera persona, sin mentir a la hoja, de forma nada automática, porque aún no he cenado y convirtiendo al eufemismo en el nombre cariñoso que nunca encontré a llamarte.

¡Pero cómo pude dar por bueno que hay cosas que a veces lloran porque sí!

miércoles, 5 de abril de 2017

De movimientos, suspiros y otras insinuaciones.

Me vuelvo a despertar antes de tiempo. Miro a mi derecha y la persiana que sigue estropeada me lo confirma, no entra un rayo de luz. Miro a mi izquierda y creo que sigue en fase REM. 

Doy varias vueltas tratando de encontrar una postura que me deje seguir durmiendo. Al rato parece que la encuentro. Cuando vuelvo a despertar tengo la sensación de que ha pasado por lo menos una hora. Escucho a mi derecha los coches que ya empiezan a pasar con más frecuencia. Escucho a mi izquierda que sigue respirando con una cadencia y coordinación impasibles. 

Llegado a este punto asumo que no me volveré a dormir y me rindo delante del reloj cuando veo la hora que es: 10:13 de la mañana. Inmediatamente calculo las horas que hemos dormido y la conclusión siempre es buena: a partir de ocho horas todo está bien y todo lo que se le acerque merece la pena. Es sábado.

Doy más vueltas, esta vez sin ningún cuidado ni decoro, pretendiendo que se despierte. Nunca me muevo con poco cuidado ni sin decoro. Hago tiempo recordando cómo nos quedamos dormidos esta vez, y la lámpara encendida de su mesita se me aparece como la bombilla en los comics previa a cualquier revelación. Entonces me doy cuenta de que estoy desnudo. Veo que en mi mesita el cargador del móvil ha dormido tranquilo por una noche, sin cargar a nadie. Nos dormimos como las piezas de un juego en el que hay que dar muchas vueltas para conseguir que se suelten. Ingenio. 

El ritmo de su respiración empieza a descoordinarse y con la primera vuelta que da en la cama intercala suspiros con otros sonidos que ejercen de reclamo. Veo que con la segunda vuelta que da se empieza a desperezar y comienza a moverse buscando un contacto físico muy poco habitual. Acudo al reclamo con las ganas que da lo excepcional. MI TOC de no dejar de leer el braille de su cuerpo responde a la llamada. Los buenos días de su boca preceden a una serie de movimientos, suspiros y otras insinuaciones que hemos repetido por doquier. 

Las ultimas carcajadas confirman que ni está en fase REM ni tiene un ápice de coordinación en su respirar. Es bastante complicado cuando intentas coordinar respiración con carcajadas espontáneas. En realidad coordinación y espontaneidad podrían ser antónimos.
Son las 12.03 de la mañana y a estas horas todo está bien.