domingo, 14 de marzo de 2010

¿Cuando las canciones se convierten en un estado de ánimo...

Cuando las canciones se convierten en un estado de ánimo resulta complicado escuchar algo que te distraiga del ambiente en el que te ves inmerso.
Era sábado y fuera quien fuese el o la cantante, lo hacía en inglés. Sonaba jodidamente bien pero entenderlo estaba a la altura de muy pocos. Eran sonidos graves de al menos una guitarra que entonaba lo que en alguna estrofa su autor no sabía afinar.
No conseguía entender más que alguna que otra palabra suelta, pero cuando las canciones se convierten en un estado de ánimo el creerse en posesión de la carrera de traducción e interpretación estaba a la orden del día.
Cerró los ojos y la banda sonora dio paso a una serie de sensaciones motivadas por la soltura conseguida tras varios años de estudio en aquella facultad que se movía de aquí para allá.
Cuando las canciones se convierten en un estado de ánimo solía tumbarse en la cama, desnuda aquella noche, con la misma música a un volumen lo suficientemente alto para evitar escuchar sus propios pensamientos. Círculo vicioso en el que la música inspira sentimientos para luego ocultarlos y no dejar oírlos.

...conviene seguir con los cascos puestos?


3 comentarios:

fer dijo...

si, conviene, no vaya a ser que con el hielo de la calzada nos rompamos la crisma y nos pille desprevenidos
escuchando dj shadow.

ver la libreta: doce y medio.

Gema Berengema dijo...

Cuando las canciones se convierten en un estado de ánimo, el órgano que bombea la sangre es tu iPod. Vigila que no ande bajo de batería, que no le pase como a mis musas.

David Castro dijo...

Muchas veces es mejor que sea así, que la música evite escuchar tus propios pensamientos.. El mundo sería muy frío sin música, y el mundo interior aún más.

Cuando un estado de ánimo conoce a una canción..es la circunstancia perfecta para un encuentro, se crean lazos, yo no me quito los cascos! Jamás!