viernes, 11 de diciembre de 2009

Parte I

Le cuenta el abuelo sentado en la ventana la de horas que se pasaban cuando él era joven sentado en aquellas mesas formadas por caballetes y un tablón doblado por el paso del tiempo tratando de escribir esas cartas de amor y desengaño a las niñas más bonitas de su pueblo.
El nieto, sin embargo, le escucha atentamente en su silla roja con ruedas, respaldo mullido y ajustable. Cuando el abuelo Víctor dejaba de hablar para volver a encenderse el cigarrillo de tabaco de liar que le mantenía en continua guerra cada vez que se apagaba, Nico, su nieto, miraba el móvil disimuladamente para comprobar que la llamada perdida que había sentido mientras su abuelo hablaba era de la chica con la que actualmente se veía.

2 comentarios:

Kike dijo...

tio me gusta muchoo!! me siento identificado con este texto xD
por cierto, eres un glande

fer dijo...

posibles marionetas.