lunes, 28 de diciembre de 2015

Movie VS Record

Y es que soy incapaz de no escuchar las palomitas que comen tres filas más adelante por encima de la película que he pagado por ver. No puedo obviar la ropa y los zapatos tirados en medio del pasillo y cómo hicieron tropezar a quien iba a oscuras la mañana después.
Manías que gobiernan por encima de la razón al punto de no dejarte disfrutar al cien por cien. Miradas que se cruzan conscientes y buscando no sé muy bien el qué.
Me salva la banda sonora que suena más alta que el ansioso que mastica por encima de su capacidad mandibular.  Disfruto como el día que vi la primera adaptación de ese libro que devoraba siendo un niño porque sabía que habría más.
Es el precio que hay que pagar por ir en día del espectador y encontrarse las salas a rebosar. Palabras que atrapan de no tan niño con besos de magia negra en la vida real.

Lo mejor es cuando a mitad de película no queda nada más que masticar y sólo toca disfrutar. Cuando las canciones no suenan por encima de nada que haya que tapar. Cuando los tres euros de la entrada se convierten en una deuda de satisfacción personal. Pero toca esperar, han puesto tres trailers y como siempre digo, ¡esa la quiero ver!

(Fundido a negro) - Se oye a alguien abrir una bolsa de patatas.



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