martes, 7 de febrero de 2017

ACTO I

Esta historia empieza como cualquier otra. Con música. 

Suena esa canción que me catapulta a un estado de ánimo eufórico, espontáneo. Añade que ese sentimiento es recíproco y vamos directamente a una fase eufórica, espontánea. 
-Me gusta creer que una fase no es más que un conjunto de estados de ánimo-.

Las cervezas son sólo el atrezzo de una película con actores improvisando en un pasillo interminable. Las mañanas son el paisaje sobre el que se proyectan los títulos de crédito de la noche anterior. El guión es un documento vivo de papeles prohibidos y ortografía exquisita. 

Un par de ensayos valieron para confirmar la buena sintonía del elenco. Los roles estaban escritos. Un único cambio de luz entre tomas: de noche las sonrisas disparaban suspiros, ametrallaban con sofocos y gaseaban con sueños profundos. De día era un cuerpo a cuerpo donde no había ganador. (!!)

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