domingo, 17 de diciembre de 2017

Autocrítica

Es meterse en el Cantábrico
sin ser verano
sin toalla
saltando las olas del frio
esperando que no salpiquen
como si fuera posible 
evitar las gotas heladas
y acabar eufórico
y muerto de frío.

Es acostarse un sábado
sin madrugones
sin ruidos
y en la guerra de pensamientos
que vienen antes del sueño
vuelva la idea
de que llegues de imprevisto
y acabar con tapones
y vuelta al insomnio. 

Es tomarse la última cerveza
sin haberla pedido
sin dinero
pensando que a esas alturas
con todo lo que había bebido
no notaría la diferencia
por mucho que diga ser abstemio
y es una resaca que dura
y sigue removiendo.

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