domingo, 18 de octubre de 2009

con V de Velocidad

Le había vuelto a pasar. Las prisas nunca fueron buenas consejeras. Pero él, ilusionado con la rapidez desde que tardó en salir, ansiaba la velocidad en todo lo que podía. Y aquello no iba a ser menos.
El sonido de sus tacones marcaban los minutos. Una mirada tímida se encargaba de darle la luz suficiente para sacar esa bonita sonrisa. Lunares estratégicos y manos demasiado delicadas que se agarran muy fuerte y cada vez más fuerte. Su elegante altura permitía ver con perspectiva la grandeza de la situación.
Analizándolo con calma, él sólo corría con el coche. Y de momento sólo podía lo que la L verde y blanca de la parte de atrás le dejaba. Era capaz de ir despacio con lo único que podía correr. Y ella no iba a ser menos.

2 comentarios:

cueto dijo...

illo, pasame uno de esos negros que te escriben las entradas con tanto ritmo, que yo me encuentro en plena crisis creativa :(

Kike dijo...

despacito y con buena letra anunzi, todo llegara!
ya te contare mi expectacular tarde de cine de hoy jajaja